Pedagogía del oprimido (1970),
presenta lo que no es meramente una nueva pedagogía, sino un plan para
la liberación auténtica del hombre, sea opresor u oprimido. En este
libro Paulo Freire critica el sistema tradicional de la educación (lo
que él llama “la educación bancaria”) y presenta una nueva pedagogía
donde los educadores y los educandos trabajan juntos para desarrollar
una visión crítica del mundo en que viven.
En
su introducción al libro, “Primeras palabras”, Freire advierte que su
libro “probablemente provocará” reacciones “sectarias” en algunos
lectores, pero se debe evitar este sectarismo porque “es un obstáculo
para la emancipación de los hombres” y “provoca el surgimiento de su
contrario, cual es la radicalización del revolucionario”.
El
primer capítulo contiene cinco partes (“Justificación de la pedagogía
del oprimido”; “La contradicción opresores-oprimidos, su superación”; La
situación concreta de opresión y los opresores”; “La situación concreta
de opresión y los oprimidos”; y “Nadie libera a nadie, ni nadie se
libera solo. Los hombres se liberan en comunión”). Freire empieza
escribiendo sobre la búsqueda de las raíces de los problemas que la
humanidad enfrentaba a fines de los sesenta y sugiere que el hombre es
un “ser inconcluso”, y que la deshumanización existente en el mundo “es
distorsión de la vocación de SER MÁS”.
Esta distorsión conduce a los
oprimidos a “luchar contra quien los minimizó”. Su lucha sólo tiene
sentido cuando los oprimidos no se transforman en opresores de sus
opresores, “sino en restauradores de la humanidad de ambos”. Esta
restauración solamente puede venir de los oprimidos porque son ellos los
que entienden la necesidad de la liberación: “¿Quién mejor que los
oprimidos se encontrará preparado para entender el significado terrible
de una sociedad opresora?” pregunta Freire.